«¿Dónde están los cristianos?» titulaba un reciente artículo el profesor Diego Garrocho (@GarrochoS). De la lectura del artículo, esta pregunta se acota al ámbito específico del pensamiento, terminando por preguntarse, consecuentemente, por dónde están quienes deberían elaborar ese pensamiento cristiano actual, los intelectuales cristianos.
El Cristianismo parte de una intuición fundamental, la más opuesta que cabe al naturalismo, pero al querer hacer filosofía cayó prisionero del paganismo griego, y desde entonces arrastra, como una argolla al pie, esa técnica forastera que lo traba y lo retuerce… Aristóteles fue un pensador radicalmente naturalista y profano. Que un hombre así se haya convertido en el filósofo oficial del Catolicismo es uno de los hechos más extraños, más confusos de la historia universal… La verdad es que, con estas cerrazones mentales, lo que hubiera sido la auténtica y original filosofía cristiana ha quedado nonato, y con ello ha perdido la humanidad una de sus más altas posibilidades… Los escolásticos, en vez de atenerse a la auténtica inspiración cristiana, se entregaron a modos de pensar originados en la paganía helénica y renunciaron a crear una filosofía que fuese ella misma cristiana y no solo cristiana su aplicación a la teología. Esa filosofía auténticamente cristiana hubiera sido enormemente más profunda que la griega.
J. ORTEGA Y GASSET