La Fundación Victoria de los Ángeles se abre al arte en mayúsculas, de la misma forma que la propia Victoria de los Ángeles fue sensible no solo a la música, sino también a la literatura y a las artes plásticas. Una sensibilidad que supo compartir y comunicar, siempre con generosidad, y> mediante la voz, posiblemente el mejor instrumento de todos, el más frágil.
Con este instrumento, con sensibilidad y dominio de la técnica, Victoria de los Ángeles hizo un arte con el que sobrepasó una única forma musical como la ópera. El lied, el concierto y el oratorio fueron manifestaciones en las que la soprano barcelonesa se sintió cómoda, ya desde sus inicios y a partir del su debut en el Palau de la Música Catalana, en mayo de 1944. Después de una brillante carrera internacional por los cinco continentes (siempre bien recibida y querida por el público de los teatros y salas de conciertos más prestigiosos del mundo), con discreción y después de un recital, la pequeña figura de Victoria se escurría por las bambalinas de la Sala Grande del Teatro Nacional de Cataluña, el 28 de diciembre de 1997. El 15 de enero del 2005 , nos dejaba para siempre, después de regalarnos un legado que no tiene precio: el de su canto.
La versatilidad de una voz única, la personalidad de una mujer irrepetible y la sensibilidad de un ser humano tan querido como discreto a la vez, son algunas de las mejores virtudes que definen el talante de una persona que pasó por la vida con las palabras iniciales del célebre lied de Mendelssohn: "sobre las alas del canto". Este canto fue la razón de ser de la vida de Victoria de los Ángeles. Por el canto sacrificó parte de su vida privada, pero supo cantar a esta misma vida de la mano de compositores de casa y de fuera, reconocidos o anónimos, siempre con el mismo rigor, responsabilidad, sensibilidad y arte. Un arte, el de Victoria, inmaculado y contestado con fervor y unanimidad tanto por la crítica erudita y especializada como por los espectadores devotos de un personaje absolutamente excepcional.
Ahora somos nosotros, responsables de hacer avanzar este barco que supone nuestra Fundación, los que tendremos que coger la velocidad de crucero para realizar un proyecto que tiene que perpetuar en la memoria individual y colectiva el testimonio vital y humano, personal y artístico, de una gran mujer del siglo XX: Victoria de los Ángeles López García.