En 1912 García Morente ganó la cátedra de Ética de la Universidad de Madrid. Sus clases eran claras y muy didácticas. Su tesis doctoral versó sobre La estética de Kant. Realizó numerosas traducciones del alemán al español de obras filosóficas kantianas y de otros filósofos. Escribió en 1917 La filosofía de Kant, Una introducción a la filosofía, excelente monografía. Su producción filosófica es extensa. Quizás, su obra más popular sea Lecciones preliminares de filosofía de 1938. Son las clases que impartió en la Universidad Nacional de Tucumán en Argentina. García Morente fue también miembro de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas. Fue nombrado subsecretario de Educación Pública en 1930, y, en 1932, alcanzó el cargo de decano de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Central de Madrid. También había formado parte de la Institución Libre de Enseñanza. Aunque fue un pensador ateo, en los últimos años de su vida cambió su pensamiento. Fue ordenado sacerdote en 1940, como consecuencia de una conversión personal. Murió en Madrid el 7 de diciembre de 1942.

La influencia de la filosofía de Manuel García Morente ha sido considerable. Ya que sus traducciones de filósofos modernos y clásicos han sido decisivas en el panorama filosófico español. Además, sus libros también han contribuido a la conformación de una filosofía española original e inserta en su época. Como también indica Ramírez Voss escribiendo acerca de la forma de filosofar: «Decía Morente que todavía en tiempos de Descartes y Leibniz se podía ser al mismo tiempo y con la misma amplitud y competencia matemático, físico y filósofo en el sentido que tal palabra abarca en tanto que “ciencia de todo cuanto puede ser conocido”». Realmente, tanto Ortega como Zubiri, Morente, Gaos y otros dieron un gran impulso a la filosofía en español, especialmente, a partir de los años veinte y treinta del siglo XX hasta nuestros días. El propio García Morente insiste en la gran significación de las vivencias filosóficas, de cara a saber de modo claro lo que es, auténticamente, la filosofía.

Resulta claro que la filosofía es un saber que se interesa por toda la realidad, es un conocimiento universal, y que pretende abarcar la totalidad, ya en el mundo antiguo. Algo afirmado también por Morente, ya que escribe: «De modo, que en los primeros tiempos de la auténtica cultura griega, filosofía significa, no el simple afán o el simple amor a la sabiduría, sino la sabiduría misma».

En Las lecciones preliminares de filosofía Morente explicita algunos ejemplos en los que se puede percibir, de forma clara, que la filosofía tiene que ser vivida y explorada. Por ejemplo, si se lee la gran filosofía de Hegel su complejo sistema de pensamiento es vivido a través de su lectura. Como escribe Morente: «Las diferentes deducciones, los razonamientos por donde Hegel va pasando de una afirmación a otra, de una tesis a otra, ustedes también los han recorrido de la mano del gran filósofo y entonces, cuando lleven algún tiempo viviéndolos y oigan decir la fórmula: “todo lo racional es real y todo lo real es racional”, llenarán esa fórmula con un contenido vital, con algo que han vivido realmente, y cobrará esa fórmula una cantidad de sentidos y de resonancias infinitas que, dicha por primera vez, no tendría». En efecto, así se aprende a filosofar y a conocer las teorías filosóficas. Ya que la argumentación y la capacidad de razonar y criticar son la base de la actividad filosófica. Para comprender mejor lo que es la vivencia Morente utiliza un ejemplo de Bergson que es, a mi juicio, muy clarificador. Veinte minutos a pie de paseo por París es una vivencia real, que no puede ser sustituida por numerosas fotografías, representaciones o conceptos sobre la capital de Francia.