Lo visitamos con la disculpa de que han vuelto a contar su vida en formato de libro (“Julián Marías”, de Helio Carpintero), pero cualquier excusa sería buena. Y aunque no le hizo mucha gracia, porque anda achacoso de salud, fue amable y departió. Encontramos a un sabio inconsolable, inventor de ideas y palabras, independiente, inagotable, mercenario de la verdad, actualísimo a sus 87 años.